lunes, 20 de noviembre de 2017

Queridos Reyes Magos...este año quiero un robot interactivo.


Nos estamos volviendo locos con la carta de los Reyes Magos, literal.
 
Y no por que en este caso mi hija sea consciente del precio de las cosas, al final ella como niña que es, y frente a un catálogo lleno de colores y juguetes que captan su atención, se vuelve loca, y lo quiere absolutamente todo.
 
Ahí llega nuestra labor de decirle que tantas cosas no se pueden pedir, que hay muchísimos niños más en el mundo, y que hay que repartir entre todos. Que ese catálogo es para todos los niños, así que hay que compartir.
 
Pero este año, fijándome en los juguetes más llamativos, casi me da un patatús. Nenucos que suben de los cincuenta euros, animales interactivos que rozan los cien. Juegos de mesa que alcanzan los cuarenta dolores de barriga.
 
Desde luego que no esta ni de lejos al alcance de todos los bolsillos medios.
 
Y es que al final,es una grandísima tontería, le compras el robot interactivo que casi te han pedido un aval y las tres últimas nóminas para comprarlo, y cuando llega el grandísimo día de reyes, tu grandísimo retoño acaba por dejarlo tirado en un rincón de la habitación. Y le observas calladita desde la puerta como esta haciendo de la caja donde venía una auténtica mansión para sus muñecos. Toma ya. Te duele en el alma. Y los Reyes magos no admiten devoluciones, qué es eso de quitarle luego un juguete al niño, ellos no están para darse la vuelta, con lo lejos que viven.
 
Estamos acostumbrados a ser ostentosos, con el pensamiento muchas veces de darles más de lo que nos dieron a nosotros, como si eso fuese una demostración de amor a grandes escalas, la plenitud del sentimiento que tu hijo sentirá hacia ti, por que tiene el regalo más molón del barrio.
 
Y no es así. En absoluto. De nada sirve tener la increíble casa de campo de la Barbie, con veintidós amigas barbies esperando a entrar en la fiesta de inauguración, si ni papá ni mamá dedican un ratito a jugar con ellos.
 
En casa lo tenemos comprobado. No hay regalo que les guste más que ese. Ellos quieren revolcarse en la alfombra junto a nosotros, que nos inventemos historias con sus muñecos, que hagamos carreras de coches, que montemos el castillo más alto, que lo tiremos después y nos duela la tripa de reírnos.
 
Ellos quieren que pintemos hasta mancharnos, que moldeemos la plastilina que ni Miguel Ángel con su "David".
 
Desde luego, que no quiero decir con este post, que el día de reyes no tengan que recibir regalos, sería absurdo, por que en casa seguro que habrá, y no uno ni dos, volveremos a la misma táctica del año pasado donde habían un montón de paquetitos de precios asequibles, donde incluso los "Reyes" nos habían dejado nuevos cepillos de dientes.
 
Pero si quiero no caer en la ostentación de estos días,  pensar muy requetebién, lo mejor para ellos, para su disfrute y para que aprendan disfrutando, y sobre todo, para que podamos compartir y tirarnos en la alfombra entre todos.
 
Estas navidades regalaremos sobre todo TIEMPO.
 
Mil besos!

No hay comentarios:

Publicar un comentario